A menudo me encuentro con personas que tienen serias dudas sobre lo que es la psicoterapia, o bien creyendo algunos mitos sobre lo que es ir a un psicólogo.
Acudir
a un psicólogo es algo muy saludable cuando sentimos que estamos en
un callejón sin salida en nuestra vida, en medio de alguna crisis, o
con una situación de vida en la que un problema se ha estancado y
generado ansiedad, fobias, depresión o simplemente malestar
general, o cuando la vivencia interna que tenemos nos dificulta en nuestras
relaciones.
Todo
lo que acabo de nombrar son síntomas psicológicos, así como la
fiebre en la gripe es un mecanismo de autodefensa frente a las
enfermedades del organismo, de la misma manera estos son
síntomas psicológicos que nos señalan que hay un problema, que de
no ser tratado puede complicarse.
Un psicólogo que se dedica a la psicoterapia, realiza un
acompañamiento y tratamiento psicológico ante determinado malestar
de la persona, o bien puede servir de ayuda en el crecimiento personal,
sin necesidad de que haya un problema.
El
terapeuta puede dar otra perspectiva de las cosas que ayuda a abrir
el foco de atención y ver las soluciones.
Uno
de los problemas más frecuentes y que está en la base de diversos
síntomas de malestar es cuando el funcionamiento de nuestra mente
gira alrededor de pensamientos o sentimientos irracionales, que suelen disfrazarse de autojustificaciones que parecen tener lógica, pero que no se corresponden con la realidad que vivimos,
aunque en esos momentos sea nuestra realidad subjetiva y muy sentida
para nosotros.
Nos
creamos nuestra pequeña realidad subjetiva y distorsionada y con
ello nuestra pequeña cárcel interior. Esto lo hacemos todos pero la
diferencia a partir de la cual puede ser un problema es la medida y
el tiempo que estamos en esta cárcel, identificándonos con ella. Si
es mucho el grado de identificación con nuestra cárcel, de manera
que creemos que eso somos nosotros, y es mucho el tiempo que pasamos
en ella, o funcionando desde ahí, entonces necesitamos más que
nunca ayuda, pues difícilmente podremos salir de ahí nosotros
solos.
Cuanto
mayor sea la cárcel interior más síntomas existirán, a no ser
quien se haya adaptado de tal manera a ese funcionamiento que el
sistema de alarma con sus síntomas ya no se active. Sería parecido
a cuando una persona tiene una dependencia al alcohol y aunque beba
mucho parece no emborracharse, esto sería preocupante pues puede que
el sistema de alarma no esté funcionando.
La
psicoterapia nos ayuda a ver desde fuera nuestros problemas, a
proyectar nuestra vida en una película a través de metáforas e
imágenes, así se va comprendiendo, ordenando y reescribiendo a la
luz de nuestra parte consciente.
La
psicoterapia nos ayuda también con diferentes técnicas para la
reorganización del pensamiento, la conducta y los sentimientos.
Dependiendo
del problema del que se trate, de la persona y sus objetivos se puede
trabajar desde la historia emocional y familiar hasta los aspectos
del presente. En muchas ocasiones hay que ir al pasado para
solucionar cosas del presente, en otras ocasiones sólo se trabaja
con técnicas para solucionar problemas específicos del presente.
Finalmente
se trata de descubrirnos más, de salir de nuestra cárcel y tener
los recursos suficientes como para salir de nuevo, si es que en algún
momento nos volvemos a atascar en ella. Aprendemos, a través de la
psicoterapia, a manejar más la compleja maquinaria que hay en nuestro
cerebro.
Sin
un trabajo personal de interiorización y autoconocimiento con un
profesional, a veces puede resultar muy difícil tomar conciencia de nuestra
cárcel interior. El primer paso sería poder detectar y observar nuestros bucles de pensamientos irracionales y sentimientos intensos, cazarnos metidos en
esta cárcel. Puede llegar un momento en el que nos riamos de nosotros mismos con este funcionamiento. Esto último sería un gran síntoma de salud psicológica.